En la primera década del siglo XXI se construyeron otras dos naves anexas a las anteriores hasta un total de 3.000 metros cuadrados construidos y techados, una de almacén, y otra para fabricación de hipocloritos y ácidos. También se construyeron nuevas oficinas, un comedor y una exposición para la venta.
En esta década también se comenzó a formar un equipo técnico especializado, con la incorporación a la empresa de profesionales con las titulaciones de ingenieros químicos, ingenieros industriales y especialistas en organización industrial.
En esa misma década…

…y después de llevar desde su niñez vinculado a La Corberana, trabajando en ella siempre que tenía vacaciones en el instituto y universidad, se incorporó a la plantilla quien hoy es el CEO de la empresa, Enrique Torres Fabiá, después de acabar su doble grado de ingeniero industrial y químico. 

En la segunda década del siglo XXI es la época de la modernización y las nuevas tecnologías. Durante esos diez años, y con un esfuerzo bárbaro, se continuó con la estrategia de profesionalizar todos los sectores de la empresa junto con la transformación digital y tecnológica.
Se tecnificó toda la línea de fabricación y envasado de desinfectantes, incluyendo los clorados, se construyó un Ecoparc propio para controlar y gestionar a la perfección los residuos, se mejoraron todas las medidas de seguridad del almacenamiento de productos, etc…

En cuanto a los envasados, se incorporan a las líneas loteadoras automáticas y se compran dos estaciones de impresión de etiquetas, para lograr, una vez más, mayor flexibilidad. También es la década de las certificaciones, obteniendo certificados europeos de productos ecológicos, la certificación de calidad: ISO 9001, la certificación de Medio Ambiente: ISO 14001 y la certificación en Buenas Prácticas de Fabricación Cosmética: ISO 22716. También nos vinculamos a grandes asociaciones industriales y químicas en busca de sinergias, como Quimacova, Quimeltia, Ecoembes, etc. Y se sigue comprando más terrenos anexos a la planta industrial, hasta poseer más de 17.000 metros cuadrados en una misma zona. Estos nuevos terrenos se dedican, parte al ejercicio industrial de La Corberana y otra parte al cultivo de naranjos, fruto estrella de nuestra idílica región: las riberas del río Júcar.